Excmas autoridades, estimados amigos todos,

Fieles a nuestra cita anual, nos encontramos ante uno de los símbolos de la historia de esta ciudad. Símbolo de una época y unas ideas que, a pesar de lo que puedan pretender algunos, siguen siendo válidas y, quizás ahora, más necesarias que nunca. En el Cádiz doceañista se consagraron libertades e ideales que no han terminado de desarrollarse e implantarse en nuestro denominado “Estado Social Democrático y de Derecho”. ( poco que ver con el actual, por cierto ). Cada diecinueve de marzo, rendimos homenaje a aquellos personajes que superaron sus diferencias y fueron capaces de elaborar una Constitución que marcó la pauta al liberalismo del Siglo XIX y del que emanaron otros textos constitucionales. Por tanto, en esta fecha, reivindicamos la importancia de elevar en su justo mérito la condición de Cádiz como ciudad cuna del constitucionalismo junto a sus homólogas ciudades americanas y europeas de Filadelfia o París. Ni más ni menos. Es una asignatura pendiente en la Historia y presente de esta ciudad. Desde el Ateneo de Cádiz no dejaremos de plantear nuestra reflexión y la importancia de lograr que nuestra ciudad acoja las sedes de los entes de estudios constitucionalistas y derivados de ellos puesto que nos corresponde por mérito histórico. Del mismo modo que el recordado alcalde Cayetano del Toro logró en 1912 que se cumpliese la promesa de la Regencia y las Cortes de elevar este monumento como recuerdo y homenaje a la ciudad de Cádiz para recordar su comportamiento en la Guerra de Independencia y su acogida a las Cortes, hoy nos toca a nosotros exigir y no cejar en el empeño de obtener las sedes de los centro de estudios constitucionales hispanoamericanos. Cádiz no puede renunciar a este logro y menos cuando están puestas las bases con la Casa de Hispanoamérica y cuando la Cumbre Iberoamericana incluyó esta propuesta.

Dicho lo anterior, debemos entrar en la cuestión ideológica del presente respecto al pasado. En 1812, decía el artículo 13 de la Constitución: “El objeto del Gobierno es la felicidad de la Nación, puesto que el fin de toda sociedad política no es otro que el bienestar de los individuos que la componen”. Lamentablemente, parece que la superstición del número del artículo pesa como una maldición sobre el pueblo español. La crisis brutal que estamos padeciendo está sacando a la luz lo peor y lo mejor de nuestra sociedad y dirigentes. Por una parte, debemos homenajear hoy a aquellos ciudadanos que en tiempo de zozobra siguen manteniendo vivos los ideales de lealtad a la Patria, solidaridad, respeto a las ideas y solidaridad de la misma manera que el pueblo de Cádiz acogió a los asilados en el único lugar libre de la España peninsular de 1812. Hoy el enemigo no es un ejército. Hoy el enemigo es ese terrible poder invisible que arruina países, familias y derechos consolidados. 1812 parece una fecha muy lejana y podemos equivocarnos al pensar que hemos superado los problemas de aquella época….Pues lamentablemente , no hemos superado aquella situación. Tras un espejismo de Estado del Bienestar, hemos vuelto a ver que la beneficencia y la solidaridad de los españoles es mayor que la altura de miras de sus gobernantes. La responsabilidad del gobierno de una nación no es tarea fácil, es obvio….pero no puede ignorar al pueblo sin darle un mínimo de explicaciones y consuelo. En 1812 se pedían mayores impuestos, mayores empréstitos, mayores ayudas en pro de la causa de la liberación de la nación. El enemigo era visible y comprensible. Aquél era una nación en guerra a la que se pedía el esfuerzo de ayudar y sobrevivir donde todo el mundo sabía lo que nos jugábamos. Hoy, solamente sabemos que cada día se exige más al pueblo y no se le explica la razón ni se ella atiende como debiese. Tras tantos años de hablar de derechos sociales y creernos que eran consolidados, nos encontramos con que las familias se sostienen por pura solidaridad de sus semejantes. Que cuestiones como la alimentación, higiene, salud y educación dependan realmente de la solidaridad del pueblo no es admisible en un Estado pretendidamente moderno. No puedo dejar de llamar la atención sobre este punto porque creo que es lo que hoy procede recordar: en 1812 la gente buscaba consuelo a la dureza del asedio y la Guerra. Hoy busca consuelo a unas condiciones extremadamente duras que les llevan a la misma desesperación en forma de desempleo y ruina económica. Y es obligación de los gobernantes, cada uno en su responsabilidad, que se procure la felicidad del pueblo. Y no puede existir felicidad en un pueblo que no pueda sostener dignamente su alimentación, empleo, sanidad y educación.

Finalmente, no quiero terminar sin subrayar la necesidad de seguir discerniendo el concepto de Patria. Tras doscientos dos años de azarosa convivencia, seguimos teniendo graves problemas para entender que la diversidad no es causa de división si no de enriquecimiento. En 1812 era aprobado y entendido perfectamente que español es una amalgama cultural, lingüística y antropológica. Es el fruto de una historia común que llegaba más allá de un espacio físico determinado. En 2014, nos enfrentamos a la división de territorios que con una miopía extraordinaria y un egoísmo suicida pretenden cercenar y debilitar lo que a todos nos beneficia, incluyendo el idioma español. Una de las virtudes del gaditano es su capacidad de acogida, permeabilidad y empatía con el otro. Tendremos otros defectos pero sabemos perfectamente que no es incompatible la cualidad de español, andaluz y gaditano en la misma medida que corren por nuestras venas sangre genovesa, americana, de comerciantes europeos dieciochescos, armenios o indianos retornados. Tenemos unos valores que mostrar y seguir celebrando y enseñando a España y al mundo. No es una expresión triunfalista o demasiado optimista, es una realidad que debemos profundizar y saber gestionar. En 1812, Cádiz era un foco de atención para el mundo. Hoy debe recordar que esa luz no se ha apagado y nadie lo hará si nosotros mismos no sabemos mantener y cuidar esa llama de libertad que iluminó el constitucionalismo y ser faro de los dos hemisferios y cruce de continentes..

VIVA ESPAÑA

Muchas gracias,

Ignacio Moreno Aparicio, Presidente del Ateneo de Cádiz