Cádiz, 6 de septiembre de 1823- Cádiz, 13 de octubre de 1898.

Presidente del Ateneo desde marzo de 1886 a junio de 1887.

panel08 Adolfo de Castro Adolfo de Castro y Rossi nació en Cádiz el 6 de septiembre de 1823. Apasionado lector desde muy joven se convirtió con el tiempo en polígrafo, erudito, cervantista y falsificador literario español. De vasta cultura y gran lector de clásicos españoles del Siglo de Oro, llegó a apropiarse el lenguaje de esa época y a elaborar complejos pastiches cervantinos que hizo pasar como obras originales como, por ejemplo, El buscapié (1844).

Adolfo de Castro fue Alcalde de Cádiz, Gobernador de Cádiz y Huelva, Secretario del Gobierno en Sevilla, Académico de la de Buenas Letras de Sevilla y de la de Bellas Artes de Cádiz y correspondiente de las Reales Academias de la Lengua, de la Historia y de Ciencias Morales y Políticas. Fue Director del periódico La Palma de Cádiz y ejerció con éxito la crítica teatral.

Según Egea, su labor como Alcalde fue notoria: creó escuelas, trabajó para la terminación del tramo Puerto Real- Cádiz, ordenó el adoquinado de las calles y ahí está el nomenclátor de 1855, en que se dio el nombre de hijos ilustres de Cádiz a las calles de la ciudad.

En 1858 publicó la monumental obra “Historia de Cádiz y su provincia” cuya consulta sigue siendo indispensable para los que quieren aproximarse al conocimiento de nuestra ciudad. También publicó un extenso trabajo sobre la Guerra de la Independencia en Cádiz y otros estudios de carácter histórico.

El 21 de marzo 1886 Adolfo de Castro capitaneó la recuperación del Ateneo junto con Alfonso Moreno Espinosa, Enrique Moresco, Alejandro Odero, Juan de V. Portela, José Jiménez Mena, Cayetano del Toro y Rafael de la Viesca, entre otros. Se relanza de nuevo el Ateneo en estos años con otros 325 socios. Con una cuota algo alta: un duro. Se busca un nuevo local en Calderón de la Barca nº 4.

En 1891 dona una parte importante de su biblioteca al Ateneo de Cádiz.

1898 fue un año triste para España, en general, y para el Ateneo, en particular. En aquellos meses desaparecen de sus filas los nombres de Amadeo Rodríguez, Eloy Rioseco, Luis Godoy, Sixto Terrero y el propio Adolfo de Castro. En la misma biblioteca que Castro había vivificado con sus conferencias y enriquecido con sus libros será velado por los ateneístas el cadáver del prolífico historiador gaditano el 13 de octubre de 1898. Muerto en la mayor pobreza, la biblioteca del Ateneo fue el refugio de su féretro. El curso 1898 99 ni tan siquiera se inauguró, en señal de duelo nacional que España sufre.

A solicitud de la Asociación de la prensa gaditana, el Excmo. Ayuntamiento acordó colocar una hermosa lápida conmemorativa en la casa que falleció (sita en la calle Cervantes). El Ayuntamiento le dedicó la calle del Molino donde había vivido algún tiempo.

Bibliografía: